miércoles, 31 de agosto de 2016

SEMÁFORO

FIEBRE DE VIOLINES.
 
Éxal Baltazar Juan Ávila/APyPM
VERDE
Hace cuatro años fue fundada en Tapachula la Orquesta Sinfónica Esperanza Azteca (OSEA), un proyecto proveniente de Fundación Azteca, con la finalidad de formar jóvenes y niños cuya educación sea completa, incluir en sus vidas el arte para crear seres humanos plenos, con aptitudes para trabajar en equipo y respetarse unos a otros.
OSEA Tapachula presentó a los jóvenes una auténtica posibilidad de éxito y superación musical, queda demostrado así como es tangible el arte, su prosperidad y utilidad. Desde sus inicios en nuestra ciudad, los jóvenes se han esforzado por desempeñarse en un arte, lo cual los mantiene lejos de vicios y problemas, pues los horarios de su pasión, la música y la orquesta, requieren la mayor parte de su atención.
Múltiples conciertos se han efectuado en Tapachula y a lo largo del estado durante sus cuatro años, el gobierno municipal ha colaborado con la difusión al respecto, así son cada vez más los integrantes de éste maravilloso proyecto.
Cabe mencionar los grandes talentos que se han descubierto gracias a esto, además de servir como un medio para conocer la vocación de cada uno y apoyarla pues posee importantes vínculos con escuelas de arte y música a nivel profesional en todo el país, ha servido como programa pre-universitario para muchos y formación adecuada para presentar los exámenes correspondientes, aunado a ello cumple las funciones de clases prácticas requeridas en la UNICACH.
Ya era común ver muchachos y señoritas guitarristas en las escuelas de nivel medio superior de nuestra ciudad, a ello se le sumaron al día de hoy muchos otros instrumentistas, gracias a que la orquesta posee sus propios instrumentos, resulta más fácil para los padres y alumnos el desarrollo dentro del ámbito musical, en cualquier aula podríamos encontrar chelistas, marimbistas, violistas, flautistas, violinistas por mencionar los más cotidianos.
Por alguna extraña razón, el instrumento predilecto en Tapachula ahora es el violín (en algún tiempo fue la guitarra, pues todos conocíamos al menos un guitarrista), es como una fiebre, la mayoría de los ejecutantes en la orquesta son jóvenes con aspiraciones a ser violinistas, incluso fuera de ella, muchas personas de distintas edades buscan aprender a tocar es difícil y maravilloso instrumento, es bueno, claro, habla bien de una sociedad por su grado de cultura e interés por las artes.
AMARILLO
Algunos maestros de violín consideran esto como algo que podría ser bueno, claro, si cobraran las clases en dólares. Como estamos en un mundo globalizado, las leyes de oferta y demanda hacen de las suyas y somos susceptibles de muchas cuestiones, entre ellas ante la complicada tarea de encontrar un maestro.
Tiempo atrás, en Tapachula, encontrar un maestro de violín era toda una odisea, hoy en día, debido a la oferta y demanda de clases sobre este instrumento, resulta más “sencillo”, entre comillas pues muchos se valen de un título en música para autoproclamarse maestros de violín, pues seamos sinceros, para empezar el hecho de ser un licenciado en música no es igual a ser docente en música, ni siquiera es el mismo título, aunado a ello, cuando se toma una carrera en música, por lo general, la carga académica específica la especialidad en un instrumento, cada quien elige el suyo entre los disponibles, es una materia para acreditar, pero no cualquiera toma violín y se gradúa airoso. Pero como la crisis está dura, muchos se valen del título en música para aprovecharse de los ansiosos por encontrar un maestro a bajo costo.
No es malo querer aprender a tocar un instrumento, para nada, lo malo es no prestar atención y por esta fiebre del violín comprar el primero en el camino aunque sea muy costoso para su marca o como les ocurre a muchos, no encontrar un buen maestro.
ROJO
Es triste ver la idiosincrasia medio borrega de nuestra sociedad, pues resulta que de la nada, una buena parte de Tapachula busca aprender a tocar el violín, gente que antes no mostraba ni el más mínimo interés por este virtuoso instrumento, pero el vecino, la novia, el sobrino están aprendiendo y dicen que “de ver dan ganas”, ¿no?
Pero es más triste cuando los mismos maestros te rechazan, esto se ha dado durante años en nuestra ciudad. La gran mayoría de los músicos y maestros recomiendan comenzar el enseñanza musical a temprana edad, alrededor de los seis años, pues es mejor la elasticidad en los dedos y resulta menos difícil aprender; sin embargo nunca falta quien rechace un alumno bajo la frase “está muy pequeño” o “es muy inquieto” cuándo se han escrito numerosos artículos de índole científica afirmando la capacidad de la música (piano y violín en especial) para mejor el comportamiento, la atención y apaciguar la hiperactividad de los niños, cualidades asociadas de manera estrecha con las aptitudes para las artes (si, dicen por ahí que los niños hiperactivos tienen más probabilidades de ser genios musicales).
Además de los rechazos por corta edad, también los hay por ser muy grandes, si, por aquello de que existe un “límite de edad” para ello, más estricto para el violín, es claro, como en la gimnasia, los ligamentos, la elasticidad y demás no son iguales llegando a cierta edad, pero no por eso resultará imposible tocar de manera aceptable un instrumento. Incluso hay maestros relegando alumnos cuando conocen su edad.
Ese es un aspecto doloroso de la OSEA, pues también tiene un límite de edad, este año se extendió a los 19 años, pero antes el límite eran los 18, la pregunta es, ¿y qué pasa con quienes ya tocaban un instrumento cuando llego la orquesta a Tapachula pero sobrepasaban el límite de edad? Entonces quedaron músicos frustrados estudiando ingenierías, licenciaturas y otras cosas incapaces de llenar el vacío de su verdadera vocación. Mediocridad latente en los profesionistas. Como el límite no es más flexible y tampoco hay una división especial como un examen de ubicación para quienes exceden la edad requerida, aunque el parámetro comprendido para ser llamado joven si llegue a una edad cronológica mayor, la misma orquesta pierde músicos de gran talento. Ojala al contador Salinas se le ocurra tomar este aspecto en cuenta.
SEMAFORO DESCOMPUESTO.
CAMBIOS EN EL GABINETE FEDERAL.
Importantes cambios se dan en el gabinete federal que encabeza Enrique Peña Nieto, lo cual nos hace pensar en algunas posibilidades.
EPN hace cambios de los titulares de algunas áreas por no demostrar capacidad o afinidad en su plan de gobierno, conservándolos por los compromisos o por su mansedumbre e inutilidad, simplemente para utilizarlos más adelante en jugadas estratégicas.
EPN mueve a otros preparando el escenario para las próximas elecciones del 2018.
Lo que se proponga EPN los cambios siempre buscan superar, en política, para bien o para mal; el trabajo de sus antecesores.
TUXTLA CHICO. PRODUCTORES DE MAÍZ EXIGEN DEPURAR PADRÓN. 
No cabe duda que Juan Carlos Orellana García, actual presidente municipal de Tuxtla Chico, está resultando un gran político al aceptar el dialogo sin distinción de partido u organización; a través de la negociación y tomar acuerdos que aterricen en beneficio del pueblo, como en este caso a los grupos de productores de maíz de ese municipio a quienes entrego fertilizantes.
Un conglomerado de algunos cientos de productores pertenecientes a la Central Campesina Cardenista (C.C.C.) que representa el líder social René González Pérez, son parte de los beneficiarios, quienes recibieron su paquete en las propias instalaciones de la organización.
Varias organizaciones pertenecientes a este municipio han pedido al edil que haga una depuración del padrón ya que existen algunos que ya fallecieron, otros no cuentan con ningún tipo de terreno, otros aun cuando tienen tierras no las cultivan y todos se benefician con los apoyos de gobierno para después venderlos con comerciantes guatemaltecos y productores centroamericanos, afectando de esta forma a compañeros tuxtlachiquences que si necesitan de ese apoyo y sin embargo no lo tienen.

Denuncias y comentarios: periodistaexal2015@hotmail.com  Cel. y Wts. 962 10 80 934
Tapachula, Chiapas, México; 30052016

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