martes, 29 de diciembre de 2015

SEMÁFORO

¿Y EL HIELO?

Exal Baltazar Juan Avila

VERDE.
Salir a divertirse un rato con la familia o los amigos es sumamente reconfortante, nos permite olvidar un poco los problemas del día a día, reír, jugar, charlar, quitarnos el estrés, pasar por un helado u otra golosina; no cabe duda, todo ser humano necesita relajarse, al menos una vez a la semana.
Si bien Tapachula no es la ciudad más grande del estado, son pocas las áreas protegidas en los alrededores y es básicamente, una urbe sencilla, no carece de lugares para pasarla bien; con sus plazas comerciales, parques diseñados para chicos y grandes, la playa a unos cuantos minutos de distancia, el sendero peatonal donde podemos caminar como Juan y Pedro por su casa observando los distintos negocios, disfrutando nuestras compras en las bancas en ésta preciosa extensión del parque central. Y, en ésta temporada tal y como en otras grandes ciudades de nuestro estado, podemos disfrutar de la pista de hielo tan amablemente instalada por el gobierno del estado a base de nuestros impuestos.
Resulta la susodicha pista un curioso escaparate, otro refugio para el calor (si solo nos sentamos a ver a los amigos tratando de mantenerse en pie sobre el hielo, de vez en cuando nos llega una leve pero agradable brisa fresca), una opción más para el sano esparcimiento, convivencia familiar, pues sucede lo siguiente: en Chiapas no hay otras pistas de hielo aparte de las instaladas en ésta época del año. Son pocas las personas en nuestra ciudad ostentando la habilidad del patinaje sobre hielo, pero nadie nace sabiendo y la finalidad es el entretenimiento, por suerte, el inmueble cuenta con personal dispuesto para asistir y enseñar a patinar a las personas interesadas, levantar a los niños quienes suelen caerse constantemente en el hielo. Además el entretenimiento está a la vuelta de la esquina, eso mediante todo lo encontrado en la villa navideña, no solo la pista. También se encuentra el tren para los más pequeños de la casa, el arbolito de navidad como punto central para fotografías individuales o grupales y por último pero sin restar importancia: las cabañitas de la villa. Esas atractivas casitas con luces navideñas, una simulación de nieve agradable y su similitud con las casitas de galleta; éstas estructuras albergan puestos de fritangas (entiéndase papas a la francesa, churros y banderillas) y alguno de refrescos.

AMARILLO.
Cómo ya mencioné al principio, la pista de hielo forma parte de nuestros impuestos, con todo y villa. Obviamente no es posible retirar nuestras contribuciones no voluntarias, no podemos decidir el rumbo de nuestros impuestos, sin embargo; bien dicen: peor es nada. Entre que los políticos se queden con el dinero para su propio beneficio o bien, aprovechar la pista previamente pagada por nosotros, quizá sea mejor usar la pista de hielo.
Otro hecho digno de ser mencionado es el desmentir de las palabras del Lic. Armendáriz, quien aseguraba las cabañitas del parque serían otorgadas a las personas más necesitadas y sin costo alguno, esto con base a un análisis realizado en conjunto con el ayuntamiento municipal (pues el Lic. Armendáriz aseguró serían entregadas al ayuntamiento) acerca del uso de las ya mencionadas estructuras El año pasado. Pero como siempre, son políticos y la gran mayoría de sus palabras tan solo se las lleva el viento. En días pasados comentaban algunos de los empleados de las cabañitas que en efecto, no fueron gratuitas y es su patrón quien ve eso.


ROJO.
A pesar de ser un atractivo visual y recreacional, la pista de hielo representa un peligro. Fuera de los comunes accidentes acontecidos en ésta clase de lugares (dedos rebanados, moretones por el frio del hielo, gente conociendo su morfología de cerca, patinadores chocando unos con otro, etc.).
Sucede lo siguiente: en años anteriores la pista de hielo estaba funcionando todo el día, con eso me refiero a que la máquina de hielo jamás se apagaba; sin embargo, este año es la excepción en las pistas de todo el estado. En algún momento del día, la máquina es apagada, para ahorrar energía eléctrica o evitar el sobrecalentamiento (global y del aparato), esto produce un derretimiento acelerado de la pista, lo cual conlleva al estancamiento de agua en ella, lagunas pequeñas o charcos en su interior, un peligro para cualquier patinador inexperto (la mayoría de los tapachultecos); el agua estancada podría provocar un resbalón y el accidente podría no culminar en un par de moretones; recordemos lo siguiente: los patines para hielo poseen una hoja metálica altamente afilada y si alguien cae mientras otro patinador se encuentra cerca y no logra detenerse a tiempo podría herir al caído o incluso cortar una de sus extremidades accidentalmente, es común cuando se comienza a patinar el caer con las manos abiertas y al estar los dedos extendidos resulta sencillo salir lesionado por la hoja de unos patines (dudo que alguien quiera ver sus dedos lejos de la mano).
Por si esto no fuera suficiente, a nadie se le ocurrió seccionar la pista, dividirla para quienes aún están aprendiendo a patinar o mantenerse en pie y en otra sección las personas cuyos deslices son más fluidos, en su defecto dividirla para niños y adultos. Esto haría menos riesgoso el patinaje, afortunadamente hay personas adentro con experiencia en el patinaje sobre hielo, cuya labor es asistir a los caídos y prevenir accidentes, aunque usualmente no se dan abasto y podemos observar en la pista una tabla sobre unos conos a escasos metros de la entrada, la cual debe ser esquivada por todos, sepan o no patinar, otro riesgo para la población.

Denuncias y comentarios: periodistaexal2015@hotmail.com  Cel. y Wts. 962 10 80 934
Tapachula, Chiapas, México; 29122015

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